El lado humano de la IA

Hay cosas que nunca te imaginas hacer en la vida, y sin embargo un día te descubres siendo cómplice de tu esposa para que un duende de trapo haga travesuras a una niña de 6 años que mantiene sus ilusiones intactas.

Desde el 1 de diciembre, mi hija se despierta cada mañana con la misma emoción: ir a buscar qué nueva travesura hizo el Duende.

Habiendo entrado en este juego, decidí llevar la aventura un poco más lejos y creé un Duende virtual: un agente con inteligencia artificial alimentado con la personalidad de ese duendecillo, que además conoce detalles íntimos de mi hija y, por lo tanto, sabe cómo responderle y sorprenderla.

Invité a mi hija a platicar con él desde el teléfono. Escéptica al inicio, comenzó la conversación. Para su sorpresa, el Duende le respondió de viva voz todas sus preguntas y peticiones: le dio pistas sobre por qué había hecho tal o cual travesura y escuchó sus deseos.

Muy rápido, el juego dejó de ser solo una ilusión. Al llegar de la escuela, me pedía el teléfono para hablar con “su” Duende. Y después de cuatro días así, empecé a sentir un alto grado de culpabilidad: estaba poniendo la ilusión de mi hija en manos de la IA.

Reforzar la personalidad del Duende con estos diálogos en tiempo real lo dotaba de una presencia casi tangible. Hasta que llegó el límite:

“Esto ya llegó demasiado lejos, no puede seguir”,
me dijo su mamá, con toda la razón.

Unos cambios en el diseño del prompt y asunto resuelto: el Duende le comunicó amablemente, y con empatía, que había ido más allá de sus atribuciones; que le encantó conocerla, que es una niña maravillosa, pero que si seguía respondiendo sus mensajes, su magia desaparecería. Por eso la comunicación por ese medio terminaba ahí. Santa Claus ya no lo autorizó.

El lector en esta red profesional puede preguntarse, con razón: ¿qué tiene que ver todo esto con los proyectos de IA en las empresas?

Para mí, es una metáfora de lo complejo que se puede volver gestionar proyectos con Inteligencia Artificial.

Si esto pasa en una familia, imagina en una empresa

Si en una familia de dos padres y una hija la cosa se puede salir de control, imagina lo que sucede cuando en un proyecto de IA participan equipos de 2, 5 o 10 personas, cada una con miedos, expectativas y entendimientos muy distintos.

En los proyectos que hemos implementado recientemente con Agentes IA, hemos encontrado patrones que se repiten casi siempre:

  • Desconocimiento

  • Desconfianza

  • Falta de claridad en los objetivos del proyecto

  • Expectativas demasiado altas sobre lo que puede hacer la IA

  • Expectativas demasiado bajas sobre el esfuerzo requerido por el equipo

  • Poca conciencia del costo real de un Agente IA robusto, con diversas integraciones

Y todo esto no se resuelve con “más tecnología”, sino con mejor gestión del proyecto.


9 elementos clave para implementar un Agente IA

Una forma de ayudar al proceso es aportar claridad y contar con un Líder de Proyecto con las credenciales necesarias para llevarlo a buen puerto. Algunas sugerencias prácticas:

  1. Definir claramente el objetivo del proyecto de IA
    ¿Qué problema de negocio queremos resolver? ¿Qué métrica debe mejorar?

  2. Definir los recursos y el presupuesto disponible
    Horas del equipo, herramientas, proveedores, infraestructura. IA sin números claros es receta para frustración.

  3. Asignar a un “Líder de Proyecto” reconocido por todo el equipo
    Una sola persona responsable de coordinar, priorizar y destrabar. Sin este rol, la IA “no avanza”.

  4. Establecer criterios de éxito
    Cómo sabremos que el piloto valió la pena: tiempos de respuesta, volumen de interacciones, leads generados, satisfacción de usuarios, etc.

  5. Cuidar los datos y contenidos
    El Agente IA solo puede ser tan bueno como la calidad y organización de la información que le damos.

  6. Definir la seguridad e identificar riesgos
    ¿Qué puede y qué no puede decir el agente? ¿Qué datos no debe manejar? ¿Cómo evitamos errores sensibles?

  7. Diseñar una comunicación clara
    Tanto hacia dentro (equipo) como hacia fuera (usuarios finales): qué hace el Agente, qué no hace y por qué existe.

  8. Definir los roles de cada miembro del equipo
    Quién aporta contenido, quién valida, quién prueba, quién mide resultados. Todos tienen algo que hacer.

  9. Asegurar tiempos ágiles de respuesta hacia el Líder de Proyecto
    Nada mata más rápido un proyecto de IA que los pendientes eternos: revisiones, accesos, contenidos “en proceso”.

La aplicación de IA en procesos de negocio está todavía en una fase temprana de adopción. Los aprendizajes son constantes y las tecnologías evolucionan sin descanso.

Más que una herramienta de moda, la IA implica una nueva forma de trabajar: requiere paciencia, claridad y una combinación muy humana de curiosidad, límites y responsabilidad.

Lo importante es abordar los proyectos con cautela, pero también con consistencia. Ni miedo paralizante, ni entusiasmo ingenuo.
 

P.D. El problema moral de la fantasía de mi hija es en el que sigo enfrascado ahora.

La diferencia es que, al menos en las empresas, sí podemos decidir desde el inicio hasta dónde queremos que llegue “la magia” de nuestros Agentes IA.